La agricultura nos proporciona productos naturales en forma de alimentos o materias primas para la industria textil, pero hace más que cumplir estas funciones primarias. Las actividades agrícolas también tienen un impacto en el medio ambiente, ya que crean paisajes y brindan beneficios ambientales en términos de conservación del suelo, conservación de la biodiversidad y aseguramiento del manejo sostenible de los recursos naturales.
Por lo tanto, la agricultura, al igual que la ganadería, es un componente básico del primer sector económico y una base importante para el crecimiento económico de varios países. Como muestra el último informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, millones de personas ahora dependen de la agricultura para su sustento, lo que contribuye a la seguridad alimentaria en los países en desarrollo.
Las políticas agrícolas en todos sus ámbitos (nacional, regional o internacional) se han convertido en herramientas importantes para el desarrollo nacional en general, aunque de los países menos adelantados en particular, ya que son el medio más eficaz para reducir la pobreza en estas regiones y son el principal alimento y fuente De empleo.
Una de las características de las principales especies agrícolas y ganaderas de las que dependen las sociedades humanas es su capacidad para adaptarse y reproducirse en una amplia gama de condiciones ambientales a través de la selección humana. Los rasgos heredados como la tolerancia a las heladas, el calor, la sequía y las inundaciones, la resistencia a ciertas enfermedades, plagas y parásitos serán recursos valiosos para la futura reproducción y adaptación.
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